viernes, 12 de enero de 2007

A tí





Lamentablemente comprendo el por qué de tu odio a juro y tus esporádicos ataques contra mí. Necesitas respuestas.

Necesitas respuestas y necesitas exorcizarte de mi recuerdo. No puedo reclamarte nada.

Decir que fui tu maestro en algunas cosas es una pretensión muy alta, pero en mi paso por tu vida era tácita la misión de que estuvieran presentes algunos aprendizajes. Y te digo esto no por vanidad, sino porque ya antes yo he sentido lo mismo.

El amor es una de las experiencias más gratas y plenas de la vida. En él se viven situaciones que no se podrían experimentar de otro modo; nuestro espacio de vida y nuestra propia soledad se convierten en espacios compartidos, donde se le adjudica a esa persona que amas una visa de paso libre por tu alma, tu mente y tu cuerpo. Cuando el amor es verdadero las huellas de ese transito se marcan con tinta indeleble y esas huellas no son solo recuerdos, sino también aprendizajes. Estas lecciones, como todo en la vida tienen su precio, y en algunas ocasiones se pagan con dolor, sufrimiento y sacrificio. Por eso el amor también es dolor y sufrimiento.

Absolutamente todas las cosas que vivimos, en mí se han marcado con tinta indeleble. No he pretendido ni un segundo suprimir alguna de esas huellas. Contigo aprendí lecciones de vida que no pudiera haberme enseñado nadie más, y en ese caso también fuiste mi maestra. Lamentablemente nuestros caminos tomaron rumbos diferentes y decir adiós fue una decisión compartida, porque se estaban deteriorando las cosas bellas, las risas, el respeto y buen trato, y porque la tristeza estaba invadiendo nuestras almas. Y despedirnos antes de hacernos un daño irreparable es una de esas tantas cosas por la cual el resto de mi vida puedo sentirme orgulloso de haber compartido contigo un trecho del camino.

Y así como conmigo te toco aprender del amor, también con esta despedida te tocó aprender del sufrimiento de una pérdida. Eso no es culpa de nadie, es parte de la vida misma que nos enseña a través de lo dulce y lo amargo. Pero hay lecciones más difíciles de aprender, y también quienes no pueden ver lo positivo o la lección oculta detrás del dolor. Y mi intención ha sido guiar esta situación hasta donde nuestras almas puedan llevarse de ella lo mejor, aún reconociendo que me he equivocado en algunas cosas. Por mi parte me llevo lo bueno y me libero de lo malo que es lastre, para que no pese en mi corazón. Pero el camino que has decidido recorrer con tu rencor solo va a terminar por intoxicarte, perdiendo lo bueno que aprendiste, lo bonito que viviste; va a terminar envenenando ese corazón puro que tanto estimo y admiro, empezando por buscar un culpable de tu dolor a quien odiar.

No puedo decir que no he conocido a nadie, ni que no he salido con alguien, porque estando solo puedo permitirme hacerlo sin más explicaciones. Sin embargo noto que quieres colgarte de cualquier excusa para romper el hilo que nos mantiene unidos, y ese vinculo quizá comprendas con el tiempo que a veces nunca se rompe, solo se estira; porque cuando se comparte tanto como nosotros compartimos, el vínculo se hace tan estrecho que parece que no existiera, parece que dos son uno. Y debo decirte que también yo me siento incompleto y triste, pero eso no significa que deba dejar de seguir adelante. Y si de algo te sirve saberlo, no busco amor, ni pretendo reemplazarte con nadie porque sinceramente pienso que eres irreemplazable.

Cometí un error terrible al buscar y dejar que pasáramos esos días juntos, porque sabía cual era el resultado de eso. Sabía que terminaríamos por hacernos daño, y estoy consciente que lo peor para ti no fueron esas cosas que vivimos, sino mi silencio. Y la respuesta a mi silencio es muy sencilla, no tenía algo que decir. También como para ti, fue una prueba para mí, para mí corazón; y ese corazón estaba como un observador, viviendo en silencio, y en silencio porque no tenía ni preguntas ni respuestas.

Quieres creer algunas malas cosas de mí porque eso te facilita el trabajo de olvidarte de todo, porque la decepción es un puente corto al desamor. Y no puedo decir que soy todo virtudes y bondades. Por el simple hecho de ser humano vine defectuoso, y porque estoy consciente de ello no trate de esconder esos defectos, los asumo y me hago responsable de mis errores; pero a ahí a que se multiplique en tamaño, se invente y se exagere hay un trecho largo, y no voy a decirte lo que quieres escuchar siendo una mentira ni voy a reconocer situaciones falsas. Pero si eso te hace sentir mejor, con mi silencio de doy la libertad de creer.