miércoles, 30 de julio de 2008

Prisionero




Evito mis momentos de ocio para no naufragar en un solitario café en el que podríamos hablar de nosotros, de nuestros planes que no son planes, de nuestros viajes que nunca serán. Sólo me desvisto para bañarme pensando en que es necesario estar limpio, suprimiendo el más allá de imaginar que puedes hacer estallar los botones de mi camisa, rasgar el resto de mi atuendo y dejar jirones de mi piel y en mi desnudez quedarme en ti, odiando a la vergüenza al caminar en cueros después de haberte pertenecido, amando al calabozo donde sólo queden briznas de mi.

Y no es tu sexo quien me encarcela, sino tu recuerdo del que no encuentro deshacerme. Así pasan los minutos y las noches, donde desde los barrotes de tu memoria veo desfilar falditas sin nombre, escotes inquisidores que me invitan a escapar sin ningún éxito.

Enciendo mi moto los fines de semana buscando liberarme de ti. Y aunque no son tus pechos los que se ciñen a mi espalda, ni tu quijada la que se apoya en mi hombro, ni tus brazos los que rodean mi cuerpo para sentirse segura, estás ahí como la carretera y como el viento, repujándote en mis rutas, apuntalándote en mis nuevos destinos, cavando el profundo abismo de mi soledad. Así estás, ausente en mis estares.

Porque soy un mar extraño si no me navegas, porque si no me navegas soy llano como un plato y mis orillas se acercan cerrándose, para sentirme tan pequeño como un escupitajo debajo del tacón de una prostituta. Así es mi mar que nunca ha sido mar esperando el diluvio de tu promesa que me anegue y me haga profundo y poderoso.

Me retas a liberarme y soy prisionero sin cargos ni culpas.

Espero el juicio.

lunes, 21 de julio de 2008

Descubrimiento




No la miré queriendo desearla.

Fue más bien un descubrimiento, un grito de: “tierra a la vista” de un navegante desesperado y agotado de ser engañado por espejismos. Allí estaba, en compañía de su linda familia, orbitada por su aburridísimo marido y arreando un cochecito dotado de un pichón que no alcanza todavía a caminar por si mismo.

Yo, tomando un solitario café, entre mis notas y perdido en mis pensamientos, no debí alzar la mirada buscando huir un minuto de mi complejo interior. La descubrí.

Callaron mis pensamientos y sus ecos, mis emociones, mis notas rogando atención y hasta el café al cual hace rato no le seguía el terrible monólogo. Se borraron los atroces murmullos del consumismo frente a las vidrieras y los estruendosos taconeos por los pasillos. El silencio se hizo con el momento, justo cuando ella cruzó conmigo la mirada engrapando sus ojos en mi asombro. Casi dejé de respirar, fulminado por ese instante láser que me apuntaba. Me descubrió.

miércoles, 16 de julio de 2008

Fatum



“Aunque hubiese mujeres más ardientes, más audaces o más inteligentes, ella era la que estaba destinada a ti, y que nada hacemos con desafiar al fatum”
Podrían haber versiones más divertidas, más vánales, más terrenas... más tecnológicas.
¿Por qué su afán desmedido por seguir lo que llama destino cuando puede decidir cambiar las cosas? Asirse del feisbuc o del jaifais para conocer nuevas opciones, arrojar sus esperanzas al próximo desfile del Valencia Fashion Week invitando un cocktelito que enchumbe una que otra cotufa o pararse a la puerta de un liceo a reclutar vírgenes para hacerles un casting y discernir entre alguito elegible emprendiendo la conquista de un territorio inexplorado.

¿Cuándo descubrirás que no se pueden romper piedras con la cabeza?

Fatum.

Coraza





No se decanta.
Turbulencia de tus emociones.

No se revela.
El fondo del manantial que pensabas seco.

Esquivas.
Reconocerte frente a mi espejo.
Demandas.
Siempre esté pulido para ti.

No tolerarás.
Prescindir de este amor platónico
que mantiene tibios tus recuerdos,
que hoy quieres mal llamar amistad.

No soportarás.
La pérdida de memoria
de una fracción de tu vida,
por mi estúpido afán de amarte.

Como es costumbre,
te pararás firme ante la corriente.
No habrá caudal que te saque del cimiento.
En silencio abrirás los ojos otra vez
al final de la embestida,
siguiendo adelante sin un rasguño.

Esa coraza te mantendrá a salvo
de esta mano dulce que quiere acercarse,
para acariciar tu rostro,
peinar tu pelo.

Te mantendrá a salvo de resucitarte.

lunes, 14 de julio de 2008

Como cada ocho





Este día,
que antes fue,
gozo y júbilo,
hoy.

Como algunos anteriores,
luto y miseria,
abominable nostalgia.

Desde que partiste.

Como cada ocho.
Sonrío y lloro,
muero y nazco.
Al alba despierto,
exaltado creyendo
que no ha sido un sueño.
Tu aroma me acompaña
endulzando madrugada,
torturando mis sentidos,
ampliando mi vacío.

Se hace ritual la vieja costumbre
de encender una vela,
registrar el baúl,
intoxicar al alma con una vieja carta.
Dejarle hacer chubasco al llanto,
ver escurrir mi rostro de pasado;
permitirme un recuerdo cinemático
en mis párpados cerrados.

Hoy,
como cada ocho,
muero y nazco,
lloro y sonrío,
deseando:
el próximo ocho
despertar contigo,
terminando este ritual,
destruyendo mi vacio.

viernes, 4 de julio de 2008

Desnudarme de las sombras

Hoy decido salir del anonimato, dejar mi pseudonimo como un pantanlón viejo y vestirme de mí. Desnudarme de las sombras.

Que NO





De tanto en tanto, despojarme de ti.
Detergentes causticos,
limpiamanchas,
desengrasantes,
destapacaños.

Cubrirte con la sábana
de alguna distracción instantánea,
algún amorío ilusorio.
Engañarme.

Inventar que no exististe.
Que no te viví,
que no te soñé,
que no te lloré,
que no te extraño.
Que no, que no,
que no…
Que no te vas,
que no te borro.