jueves, 21 de agosto de 2008

Sublime el instante



Suavemente mis labios
que aguardan los tuyos,
se acercan rendidos,
miedosos, temblando,
buscando sutilmente
solo tocar tus labios.

Encuentran su puerto
invadiendo el muelle,
del apacible mar la intensidad crece,
ola tras ola golpea más fuerte,
el horizonte avisa
que el vendaval viene.





Desembarcan mis manos
sobre tus arenas de avena,
a paso lento,
adentrándose,
conquistando tu tierra;
reclamando tu isla como su pertenencia,
sembrando banderas
por tu espalda, tu cintura y tus caderas.

El viento confiesa
aullando en la puerta de tus auditivas cuevas.
Su frecuencia descubre,
sin ser eco,
que la erupción en las venas se acerca.



Indomable el susurro se arrastra en mi boca,
que perdida se aleja
rondando en tu cuello,
saciando el marfil,
provocando el aguacero.

Subiendo un poco,
me estrello en tus cabellos,
escapándose un gemido
que se lleva a mi lengua que juega,
descubriendo, saboreando,
explorando la cueva.



Se cierne la estampida en tu domado territorio.
El erizo atraviesa tu cuerpo
arrastrado por un caudal delirante.
Va y viene sobre tu piel
el ineludible y gélido aliento,
haciendo más intenso
al ya desbordado aullante viento.

Mi crecida inminente va arrancándole espacio a tu tiempo.



Dos arañas insaciables van corriendo,
tejiendo la trampa para domar el suelo.
Tomando el ariete
el ejército se lanza a profanar el templo,
tirando la puerta se anuncia,
el volcán sediento.

Así pues de agua, lava y viento,
la inundación implacable
va rodando palmo a palmo
parcelando su descubrimiento,
para romper en el inmenso dique de tu tiempo
y terminar gritando:
¡Lo siento!

martes, 19 de agosto de 2008

3:29 a.m.




3:29 a.m. Despiertas de un sueño inquieto recordándola, preguntándote si algún día volverá. Su lugar en tu cama está vacío y frío y hay silencio. Te levantas hacia el balcón, enciendes un cigarrillo y miras las estrellas buscando una respuesta que te de esperanzas, y encuentras silencio.
¿Qué harás con este amor si ella no está?, solo amarla.
Ella estará en algún lugar durmiendo, quizás en su cama no haya otro lugar vacío y frío, quizás no haya silencio.

martes, 12 de agosto de 2008

Volando




Estoy harto de saborear tempestades, en esta orilla que no es puerto para nadie. La luna danza otra vez de puntillas sobre las crestas de las olas tranquilas que no invitan a zarpar. Soy un navegante asustado, un navegante que no quiere ver hacerse aguas otra nave. Le temo a l-a mar.

Tal vez sólo estoy viejo, sólo no tengo vigor ni esperanza, tal vez no estoy tan vivo. Mi refugio en tierra firme guarda mis miedos, garantiza que vuelva a ver el cielo claro después de las tormentas; pero ya no tengo más que cuidar temores. Quizá sea lo más difícil de perder, temores.

Pero extraño los olores del mar. Los aromas que la brisa cálida trae a cubierta en noches tranquilas, en noches de estrellas. Ellos huelen a libertad, huelen a aventura, a pasión. Hoy no distingo sino los olores del pasado, el ayer de mis tesoros y mis viajes.

Estoy aquí después de dos grandes naufragios y ya no quiero volver a navegar; quiero salir de aquí volando.

viernes, 1 de agosto de 2008

Mensajes -Primera parte




"Cuantos mensajes; jamás olvidaré de nuevo el móvil en la oficina. Saliste muy de prisa, jódida tintorería que cierra temprano los sábados. A esta hora El Chino debe haber descargado ya la lista completa de tus contactos, leído todos tus SMS, llamado a tu madre para joderla diciéndole que tienes un hijo regado y enviado un mensaje forward a los panas diciendo que saliste del closet, te declaras gay y tu novio se llama Yolando. Conoces bien al muy hijo de puta, tal vez tu imaginación quedó corta. Igual es tu amigo, también te ha sacado la pata del barro" – Me decía aflojando la corbata a las 4:37 a.m. llegando a casa después de aquel pesado cocktail atestado de modelitos a la cacería de algún ingenuo que les financie la mentirita de sus lindos rostros. Negocios son negocios.

La contestadora: -“Usted tiene sesenta y nueve mensajes sin escuchar, cero mensajes guardados. Reproduciendo, primer mensaje…”

-11:23 a.m. mensaje #1: “Tengo tu celular de rehén y se como usarlo, no aceptamos recompensa. Te jodiste, El Chino”
-11:41 a.m. mensaje #2: “¿Hijo que pasó con tu móvil? Quiero hablar contigo seriamente, llama a tu madre”
-11:43 a.m. mensaje #3: “Señor tenemos un paquete a su nombre, la dirección no está muy clara y nos gustaría saber donde podemos entregarlo...”

Ya estaba empezando a aturdirme y quedaban sesenta y seis. Dejé los zapatos a la puerta de la cocina, caminando descalzo al refrigerador tomé del pico un primer sorbo de naranjada ácida sabor a cartón. Está mejor que el ponchecito…

-12:05 p.m. mensaje #4 “Le habla su secretaria, le he llamado a su móvil pero no he podido comunicarme, ya voy saliendo a mi casa. Ha recibido dos llamadas importantes: una de la oficina de encomiendas y otra de una mujer que le urgía mucho hablar con usted, su nombre era Iso…” se escuchaba a lo lejos.

…ya es domingo, trasnochado y sólo. Por fin en casa, donde no me espera sino la contestadora para culparme sesenta y nueve veces por haber olvidado mi celular. Como te quisiera aquí arrancando mi corbata con los dientes, desafiando a cada rincón vacío de esta casa con tu presencia…

-1:36 p.m. mensaje #5 “-silencio-”
-1:59 p.m. mensaje #6 “Mi pana te estamos esperando, mira que es la semifinal, ya llegamos 10, soooolo faltas tuuuu tu presencia y nada máaas…”

…iré a dormir, es suficiente con no tenerte para encima a esta hora extrañarte. No me aguanto escuchar todos los mensajes. Mañana será otro día.